Esta galleta sabe a paella





A la obradora de la pastelería canina La galleta ECO de mi perro, una vez le dijo su profesor "¿por qué los perros no pueden comer cocido?" y, dicho y hecho, al abrir su tienda de golosinas caninas en el número 17 de la madrileña calle Evaristo San Miguel, lo primero que hizo fue poner en su manú tan categórica pregunta y elaborar todas sus golosinas inspiradas en la cocina tradicional.
En su carta hay galletas de espinacas a la crema (con harina de trigo semi integral, espinacas y mozzarella); sándwich mixto (a base de harina de trigo semi integral y de centeno, jamón York, queso emmental y tomate); cocido madrileño (elaborado con harina de garbanzos, ternera, pollo, zanahoria, caldo de gallina y huesos); paella de pollo y verduras (en la que no falta la harina de arroz, el pollo y las verduras de temporada) o el bollu preñau (receta recreada a partir de harinas de maíz y centeno, chorizo y tomate).
Pero en La galleta ECO de mi perro siempre están innovando por lo que es habitual entrar y encontrarte a su dueña trasteando con ingredientes y medidas: las últimas, las mini galletas de algarroba que recibieron la aprobación de los paladares caninos más exigentes.
Todos sus productos se hornean diariamente, son aptos para todos los tamaños y edades de perros e, incluso, para los que tienen alergias o sobrepeso. Además, preparan terminas (entre 150 y 400 gramos) para que los canes celebren su cumpleaños como se merecen.

  

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